🌊 El invierno se avecina, faltan unos pocos días para que llegue, pero hoy me metí en el mar. Ese mar enorme que avasalla y silencia, por lo frío, antiguo, gigante. Y deja sin palabras, y hace asomar una sonrisa de reconocimiento ante algo potente, mucho más antiguo y enorme que unx. Hoy me metí en el mar.
🐚 Meditar tiene algo de eso. De sumergirse en algo más vasto, más antiguo. Y en cierto punto menos conocido. Pero algo que de inmediato se reconoce como potente, se respeta, pero no con un gesto adusto, sino con una leve sonrisa. Un pequeño guiño a la inmensidad.
🐙 ¿Cómo se aquietan los pensamientos? ¿Cómo se le da descanso a esa maquinaria creadora y potencialmente destructiva que es nuestra mente? ¿Cómo se para de pensar? Hay una fuerza en detenernos en algo, en enfocarnos a tal punto que eso lo toma todo, lo abarca, empuja como el mar. Y en ese momento de foco incuestionable, lo demás se aquieta y brota una leve sonrisa, un guiño para con lo que nos queda grande, pero a lo que nos disponemos igual.
👾 Cuando la mayor parte del tiempo estamos con la mente dispersa, entrenar concentración requiere un esfuerzo mayor, la decisión de contrarrestar esa fuerza natural —que se impone— de estar en mil cosas a la vez e ir saltando de una a otra indistintamente.
🌙 Requiere entonces el esfuerzo de detenernos. Y punto. Punto. Enfocar un par de minutos al día. Elegir algo que no genere asociaciones, ni inspire tanto pensamiento y nos enfoque, como la llama de una vela, el sol, la luna. Cerrar los ojos y detenernos en eso, unos minutos, ¿cinco minutos quizás? Como dice Borges en su poema ¨El mar¨: Quien lo mira lo ve por vez primera, siempre. Con el asombro que las cosas elementales dejan, las hermosas tardes, la luna, el fuego de una hoguera. Elegir algo y mirarlo como quien lo mira por vez primera. Mirarlo en el pensamiento, sonreír levemente. Parar de pensar.
👁️ Y así, al asomarnos nuevamente al mundo de las múltiples interacciones, del movimiento constante, aparece una sensación de energía y lucidez que late por debajo. Como después de sumergirnos en el mar helado.
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