📖 Quienes nos vienen leyendo hace años ya deben saber que soy fan de Ursula Kroeber Le Guin, y hasta es probable que ya haya contando esta historia. Pero hay historias que ameritan ser repetidas, aunque el motivo no sea más que el puro gusto.
🪨 A Ursula le encantan las piedras. Le gustan por su temporalidad, la posibilidad de tener en la palma de la mano algo que nos antecede por muchísimo tiempo y que nos va a trascender por muchísimo tiempo también; de hecho, siempre que hasta ahora conté esta historia puse el foco en lo temporal.
💎 Pero hoy quiero hablar de algo llamado factor acumulativo. Que tiene que ver con el hecho de hacer las cosas una determinada cantidad de veces y que, justamente, esa repetición sostenida en el tiempo genere una acumulación de conocimiento, experiencia, vivencia.
🐚 Me pasa con algunos talleres o cursos, cuyo contenido me acompaña desde hace años: en el momento de enseñar, la libertad que siento para la docencia es enorme, porque el conocimiento y sus vertientes están ahí disponibles.
🤩 Con nuestro entrenamiento también pasa algo similar, de hecho, de ahí viene lo de factor acumulativo. Cada práctica que hacemos se suma a las demás realizadas, como si fuesen los anillos de un árbol que pueden determinar su antigüedad. Cada vez que practicamos, las capas y capas de práctica anteriores están ahí empujando con su fuerza y energía acumuladas.
👀 Esto también funciona como válvula de seguridad: para que algo de la práctica sea transformador, necesita ser realizado muchas veces; del mismo modo, si hacés algo mal una vez, lo más probable es que no pase nada, lo importante es no sostenerlo.
🚀 En definitiva, pensaba en nuestra manera de entrenar en la escuela, en mi escritura, en la docencia, en ese factor acumulativo, esa decisión de juntar horas de vuelo que te permitan tener más libertad de movimiento y poder estar en contacto más profundo con el entorno, porque lo interno ya juntó sus millas.
🐛Volviendo a Ursula, ella también tenía una válvula de seguridad que regía su acumulación de piedras: cuando miraba alguna y no se acordaba de dónde era, la sacaba y la tiraba al patio de atrás. Por eso decía que los arqueólogos del futuro iban a tener una gran confusión si un día decidían estudiar su jardín.
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