🤓Proponernos hacer un cambio puede ser algo muy difícil porque implica eliminar automatizaciones que llevó tiempo instalar y, a su vez, implementar otras que llevarán tiempo también.
🙃Muchas veces los cambios surgen porque se siente que algo tiene que ser diferente. Una insatisfacción va generando tensión, y con el tiempo acumula tanta presión que explota en una necesidad fuerte de actuar. Ese impulso puede darnos mucha energía para modificar aquello de donde nació la incomodidad. Pero corremos un riesgo: si esa energía se disipa, perderemos la noción de lo que nos gustaría realizar y todo quedará a mitad de camino.
👀 Me gusta también pensar la posibilidad de facilitar el cambio desde otro punto de vista, contrario a la tensión: desde la más profunda descontracción. Si observamos que no estamos actuando de acuerdo con nuestros valores actuales, podemos ir haciendo modificaciones graduales y conscientes. Una reprogramación, configurando una forma distinta de actuar. Una forma es comenzar generando un estado de relajación, para que el cuerpo esté receptivo y con la máxima predisposición al cambio. Y, a través de ese estado, crear el arquetipo de lo que queremos ver realizado. Este proceso lleva una buena cuota de autoconocimiento, sobre todo para detectar cuándo actuamos de una manera ya desactualizada.
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